Algunos de los impactos reconocidos nos introducen en uno de los riesgos y amenazas de daño más significativos: El Agua, principal insumo de todo proyecto minero, es a la vez el recurso natural más escaso.El uso de esta por parte de los proyectos minero modifica el caudal de aguas superficiales, principalmente en períodos de invierno.

Los residuos sólidos finos provenientes del área de explotación pueden dar lugar a una elevación de la capa de sedimentos en los ríos de la zona.
Diques y lagunas de oxidación mal construidas, mal mantenidas, con inadecuado manejo, almacenamiento y transporte de insumos (como combustibles, lubricantes, reactivos químicos y residuos líquidos) conducen a la contaminación de las aguas de superficie.
Los vientos impactan transportando el material particulado sobre los glaciares, sentenciando anticipadamente su paulatina pero segura agonía. La actividad minera genera, movimientos de tierra y polvos que se depositarán directamente sobre los glaciares, con lo cual se producirá un aumento de la temperatura de los mismos y su consecuente derretimiento.
EL AGUA SUBTERRÁNEA
La ejecución de los proyectos mineros altera la red de drenajes dentro de las cuencas hídricas subterráneas. Esto no solo se da en la etapa de operaciones del proyecto, si no también, y sobre todo, en las etapas pos y anteriores al cierre de las mismas. La minería química genera inmensas toneladas de desechos acumulados en las escombreras. La presión de la escombrera puede fracturar la roca (esto es un proceso dinámico), y al fracturarse tendrá alta transmisividad, es decir alta velocidad de filtración de agua. Debido al contenido de rocas sulfuradas en la escombrera se producirán núcleos calientes por lixiviación bacteriana que generarán aguas ácidas. El modelo conceptual supone que alguna infiltración desde las escombreras ingresaría -incluso- al sistema de aguas de superficie. Esto es lo que se conoce como drenaje ácido de la minería (DAM).
De lo expuesto puede inferirse que en la etapa de explotación, cese y post-cese, la carga química proveniente de las escombreras y el dique de colas impactará significativamente sobre la concentración de metales pesados en el agua.

IMPACTOS MINEROS SOBRE LA CANTIDAD DE AGUA

Las regiones más desérticas cuentan con cantidades disponibles de aguas subterráneas – estas, muchas veces a gran profundidad - que se han trasladados largas distancias desde su fuente de origen en las montañas. La región de Atacama de Perú y Chile es un típico caso de lo anterior. Estas aguas usualmente se pueden valorizar bajo condiciones de escasez. El agua también puede ser llevada más allá desde lugares a muchos kilómetros lejos de las minas, para abastecer las diversas necesidades de procesamiento de minerales, agua potable, supresión de polvos, etc. Tales desviaciones son la causa de una verdadera competencia con otros sectores de la sociedad por el recurso agua, posiblemente reduciendo los suministros a poblados, ciudades y grupos indígenas; además, pueden crear impactos negativos en lagos o salares debido a la reducción de los niveles de agua o del afloramiento de agua dulce, y podría dañar flora y fauna silvestre local.
En algunos lugares de Chile, Bolivia y Perú, los desvíos se efectúan cerca de fronteras internacionales, produciendo serios conflictos transfronterizos.
El agotamiento del agua asociado a la apertura de futuras minas a tajo abierto, inevitablemente reduce el nivel local y a veces regional del agua. Esto puede causar la sequía de los afluentes y reducir el nivel del agua en pozos vecinos. Esto último aumenta los costos de bombeo de agua hacia la superficie para los afectados o podría forzarlos a perforar nuevamente y profundizar los pozos.
La reducción de vertientes y riachuelos puede afectar el uso de agua para el ganado y la vida silvestre nativa, así como los usos domésticos y municipales. El agotamiento se detiene cuando lo hace la minería, pero los niveles de agua podrían requerir de muchos años para volver a su estado original (o casi original).